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domingo, 14 de diciembre de 2008

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Tuxtla Gutiérrez


En el municipio de Tuxtla Gutiérrez se encuentra la ciudad del mismo nombre, que es la capital del Estado de Chiapas (en el sureste de México). Tuxtla Gutiérrez es la ciudad más extensa, poblada y urbanizada del estado. Es el principal centro económico y político de la entidad. La Zona Metropolitana de Tuxtla Gutierrez ha sido definida por el INEGI, CONAPO y SEDESOL como la integración de los municipios de Chiapa de Corzo, Berriozabal, San Fernando y Suchiapa. Durante el siglo XIX, fue capital temporal tres veces y a la cuarta vez, en 1892, fue nombrada permanente.


TUXTLA, nombre indígena en dialecto Zoque fue Coyatoc, o Coyatokmó ( Lugar y casa de Conejos), coyá: conejo - tok: casa - mo lugar.

En el valle de Tuxtla existió mucho conejo y liebre. A principios de éste siglo XX, en los alrededores de la ciudad y por el Panteón pululaban centenares de conejos.

Por la sumisión, obediencia y puntualidad en el pago de los tributos los aztecas concedieron a Tuchtlán su escudo que consiste en un conejo descansando sobre tres dientes.

Por cédula real de fecha 19 de Junio de 1762 se forman dos alcaldías: una con cabecera en ciudad Real (hoy San Cristóbal de las Casas) y la otra en Tuxtla, otorgándoles a ésta ciudad como patrón a San Marcos por lo que pasó a llamarse San Marcos Tuxtla.

En el año de 1813, el valle de San Marcos Tuxtla es declarado Villa, por decreto de fecha 27 de Julio de 1829; la Villa de Tuxtla, fue elevada a la categoría de Ciudad, siendo gobernador el Sr. Emeterio Pineda.

Por Decreto de fecha 31 de Mayo de 1848, siendo gobernador del Estado el Sr. Fernando Nicolás Maldonado, Tuxtla fue denominada de Gutiérrez, en honor al Héroe Tuxtleco Joaquín Miguel Gutiérrez, quien ofrendó su vida luchando por sus ideas liberales.

Por decreto número 8 de fecha 11 de Agosto del año de 1892, siendo gobernador del Estado de Chiapas el Lic. Emilio Rabasa, Tuxtla fue declarada Capital del Estado.

Límites

Los extremos del municipio se ubican en las coordenadas 16°38' y 16°51' de latitud norte; y en las coordenadas 93°02' y 94°15' de longitud oeste.

El municipio Tuxtla Gutiérrez colinda con los siguientes municipios:

Al norte con San Fernando, Usumacinta y Chiapa de Corzo.
Al este con Chiapa de Corzo.
Al sur con Suchiapa y Ocozocoautla de Espinosa.
Al oeste con Berriozábal y Ocozocoautla de Espinosa.
El río Grijalva (también llamado Río Grande) es el límite natural con Chiapa de Corzo y el río Suchiapa es el límite natural con el municipio homónimo.

Clima

Los climas existentes en el municipio son: A(w0), cálido subhúmedo con lluvias en el verano, de menor humedad, que abarca el 99,71% de la superficie municipal; y A(w1), cálido subhúmedo con lluvias en el verano, de mediana humedad, que abarca el 0,29% de la superficie municipal. La temperatura media anual es de 25,4 °C.

La temporada cálida dura desde mediados de febrero hasta septiembre. El período más caluroso del año es desde abril hasta la segunda semana de mayo. La temporada fresca dura desde mediados de noviembre hasta inicios de febrero. El período más frío del año es el mes de diciembre cuando la temperatura puede llegar a descender hasta 9 °C.

La precipitación pluvial oscila según las áreas municipales y es en promedio 900 mm anuales. La temporada normal de lluvias abarca desde mayo hasta la segunda semana de octubre. Normalmente, los meses más lluviosos son junio y septiembre. Durante septiembre y octubre siempre hay lluvias copiosas que duran más de 24 horas debido a la temporada de huracanes, que rozan el municipio, pero no lo afectan notablemente.

Temperatura máxima: 43°C (1988)
Temperatura mínima: 7°C (1986)

El clima varía dentro del municipio; en la serranía sur (donde se encuentran la mayoría de las localidades menores, como El Jobo, Copoya y Emiliano Zapata, el Centro Ecológico Recreativo El Zapotal y La Reserva Estatal del Cerro Mactumatzá), el clima es fresco y agradable todo el año debido a su abundante vegetación, su mayor altitud y su mayor humedad ambiental.


Hidrografía

Los flujos de agua dentro del municipio son los ríos Grijalva, El Sabinal, Suchiapa, Yatipak, Terán, San Agustín, Guadalupe. El río más importante del municipio es El Sabinal, que nace en el municipio de Berriozabal, fluye por el valle central de Tuxtla, atraviesa la ciudad y desemboca en el río Grijalva. El plano oficial de Tuxtla Gutiérrez, de 1892, mostraba que El Sabinal era alimentado por 7 arroyos, pero debido al aumento de la ciudad hoy están embovedados o desaparecidos. Arroyos que lo alimentaron han sido los de la Chacona y El Poti, al norte de la ciudad; y al sur el San Roque, todos estos actualmente desaparecidos. El río El Sabinal era el límite natural de la pequeña ciudad de Tuxtla, pero en los años 1960, proliferaron las áreas urbanas a ambos lados del río que desde entonces ha recibido vertidos masivos de drenaje, por lo que ahora es parte de esa red. El río Sabinal (no confundir con El Sabinal) fluye al suroeste del municipio, lejos de la ciudad, y su caudal se une con el río Suchiapa.


Actualmente la ciudad se abastece de agua de dos grandes afluentes que es el santo domingo y a partir de septiembre del 2007 se abastece del majestuoso río Grijalva a travez de una magna obra inaugurada por los gobiernos federal,estatal y municipal, siendo de las mejores de México. Con esta gran obra se pretende dar agua a todos los tuxtlecos y su área metropolitana, todos los días en los siguiente 30 años poniendo a la ciudad a la vanguardia en materia hidráulica en el país.

Vegetación

La vegetación del municipio es de selva alta o mediana subcaducifolia y selva baja caducifolia. Debido al crecimiento demográfico del último cuarto del siglo XX han desaparecido muchas especies nativas y otras ya son escasas. La gradual expansión de la ciudad ha arrebatado mucho terreno a las áreas verdes del municipio. Sin embargo, existen áreas protegidas contra la deforestación como el Parque Nacional Cañón del Sumidero (217,9 km²), la Reserva Estatal del Cerro Mactumatzá (6,14 km²), el Centro Ecológico Recreativo El Zapotal (1,92 km²) y un área que es parte de la Villa Allende (zona protectora forestal vedada).

Flora

Algunas especies nativas son: sospó (Pseudobombax ellipticum) (casi desaparecida), lanta (sospó silvestre), mojú (Brosimum alicastrum), chucamay (Styrax argenteus), chincuya (Annona Purpurea), 3 especies de zapote, huisache (Acacia farnesiana), matilisguate (Tabebuia rosea), puyú (Antigonon leptopus), petsjoyó (Galphimia glauca), flor de candelaria (Laelia superbiens), jocote (Spondia purpurea), masú (Cordia dentata), nambimbo (Ehrethia tinifolia), Nanche, pomposhuti (Cochlospermum vitifolium), punupunú (Euphorbia leucocephalal), puyuí (Ipomea triloba), tziqueté (Jacquinia aurantiaca), cuchunuc (Gliricidia sepium), cupapé (Cordia dodecandra), patzipocá (Cassia Skinneri) y chipilín (Crotalaria longirostrata).

Fauna nativa

Debido al crecimiento demográfico, se han deforestado muchas áreas verdes y muchas especies nativas del municipio han desaparecido o escasean. Tuxtla es atravesado por una ruta de emigración de aves peregrinas noroeste a sureste. Algunas especies nativas son: Urraca, zanate, tortolita, paloma bravía, pijui, mochuelo, buitre negro americano, tlacuache, zorro gris, varias especies de serpiente, conejo cola de algodón, ardilla, muchas especies de ratones silvestres, de murciélagos, dos especies de iguana y el vampiro.

Etnografía

La mayoría de la población se identifica como mestizos y criollos. En el año 2000, la población amerindia era 2.64% de la población municipal, de quienes el 1.47% hablaban únicamente su lengua étnica. Las etnias amerindias más numerosas son la tzotzil y la tzeltal, en menor número la zapoteca, la chol y la zoque. La etnia amerindia nativa del municipio es la zoque. Las demás etnias son inmigrantes de otros municipios chiapanecos y otros estados mexicanos. El municipio tiene el índice de marginación amerindia más bajo de Chiapas.



Historia de Tuxtla Gutiérrez

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La Cueva de la Chepa

Cuentan que aquí en Tuxtla, una guapa muchacha del Barrio de Colón se prendió de un apuesto mancebo que según los padres de éste, no era merecedora de un hombre que no era de su categoría. Panchito, un hijo de casa rica a quien le llamaban el niño Paco, en una de tantas andanzas estuvo en un baile, de "sentada de niño" y allí conoció a Josefa, que en su barrio le decían la Chepa.
Días después, Paco no cesaba de frecuentar aquel rumbo del puente de Colón, que por esa época aún no lo hacían; las primeras veces aprovechaba cuando Chepa iba al Río Sabinal por agua. En muchas ocasiones le cargó el cántaro hasta cerca de la tranca de su casa porque los padres de la chica ignoraban el idilio, los padres del niño Paco menos que lo supieran, pues cuando se veían por las tardes, engañaba a sus padres diciendo que iba al colegio.
Llegó a tanto su amor que no se aguantaron y ella muy decidida le dijo a Paco: me voy contigo donde me llevés, pero Paco era un niño mimado y un poco temeroso, no se hallaba con ánimos de tomar aquella arriesgada decisión.
La Chepa insistía: Lleváme Paco, lleváme a donde querás. Paco debía dejar de ser hombre para no aceptar la propuesta que lo comprometía, fue así como le dijo: Si mi reyna, te llevo a donde nadie nos vea aunque se opongan a nuestro amor.
Mirá Paco, por aquí cerca está una cueva, si no tenés a donde llevarme, allí haremos nuestro hogar y nadie sabrá donde estamos, ¿qué decís?, ¿vamos allí?
Paco, muy resuelto, le dijo que lo esperara, que al día siguiente por la tardecita se iría con ella, que iría por su ropa, por algunas cosas para poder pasar las noches. Y así fue. Muy formal, al atardecer de un sábado regresó con un pequeño bulto en el que escondía también un "pumpo", Chepa que estaba esperando con ania, saltó por un portillo del corral de "aguaná" y como gacela, "tropeleó" dispuesta a seguir a su compañero.
Pronto desaparecieron por los manantiales y hallaron la cueva, donde dieron rienda suelta a sus deseos.
Los padres de ambos, al ver que no llegaban a su casa uno y ni el otro, los buscaban muy afligidos, pensando que podían haberlos matado o que la "tisigua" hubiera extraviado a Paco. Por informes de algunos que los veían por el Río, dijeron a los padres lo que habían observado y no faltó alguien que los viera escapar muy cautelosos. Fue así como se conocieron ambas familias y se dedicaron a buscarlos.
Cuando se dirigían por el rumbo cerca de donde estaba la cueva, vieron de lejos que Paco iba solo. Sin seguirlo, esperaron que regresara a su casa y cuando llegó no dijo nada de lo que había hecho. Sus padres no insistieron en saber lo ocurrido; mientras tanto, Chepa se quedó oculta en la cueva esperando, sin que llegara Paco a verla. Ella tenía la esperanza del regreso del infiel, y espero varios días, sustentándose con los frutos que a escondidas hallaba en el campo. Sus padres nunca la hallaron, pues cuando llegaron a la cueva ella no estaba allí.
Por fin desfallecida por el hambre, agotada y más que todo decepcionada por el pago del ingrato, murió. Años después, la encontraron cubierta toda de Guano, estiércol de murciélagos, ya toda descompuesta despidiendo fétidos olores.
Fue el escándalo del pueblo, de que la Chepa la habían encontrado por fin, en la cueva del rumbo de la piedrona, desde entonces llaman así a la cueva, "La Cueva de la Chepa".

Fuente: Monografía del Municio de Tuxtla Gutiérrez

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El Sombrerón


Con frecuencia se escucha en nuestro pueblo "seguro, tiene tratos con el diablo", otro "como no va a tener dinero si en la casa que acaba de comprar encontró un buen entierro, hallando mucha plata y mucho oro en monedas y alhajas", sobretodo en aquellas familias que de repente empiezan a hacer uso de su dinero.
Estos comentarios se escuchaban entre los vecinos de uno de los barrios de Tuxtla a principios del siglo, en aquellos años cuando lo que se contaba en leyendas o tradiciones lo afirmaban como si fueran hechos reales; otras veces los casos de las leyendas los relacionaban con personajes del lugar.

Así sucedió, cuando los vecinos de doña Moni, se dieron cuenta que tenía mucho dinero, de que sus fiestas de ensartadas de flores en el mes de mayo eran muy espléndidas. Ya que echaba la casa por la ventana ofreciendo a sus invitados suculenta y abundante comida: sopa de pan, un buen mole de jolote y un sabroso estofado. Otras veces el tradicional puxaxé con sus respectivos cananés, el zispolá si se llevaban a cabo un mequé en su casa, con motivo de la sentada de las vírgenes de Copoya o si llegaba a ser priosta del Belén; ocasiones en que lucía su buen costal de azul añil, tejido en telar de cintura en la casa de la tía Flora, su blanco huipil con bonitos bordados en la bocamanga y para cubrir su cabeza unos encajes hermosos que le caían a los lados, medio cubriéndole sus aretes de canasta y corales. En estas fiestas lucía también su rosario de rojos corales con mediecitos guatemaltecos para marcar los misterios, una gruesa cruz de filigrana hecha por don Juan Mará, aparte, su collar de rojos corales y cuentas de oro de trecho en trecho, sus anillos de planchita y su buen paliacate en la cintura para bailar.
Contaban los vecinos del barrio que cierta ocasión doña Moni se dirigía a su terreno por el rumbo de Copoya para recoger nanchis y malucos cuando de repente se le presentó un hombre muy galante, como para ella, pues cabe decir que era güera, alta y galana, apuesta como resultado de saber llevar en la cabeza el típico jicalpextle.


El galán aparecido portaba un buen traje de charro, algunas veces, otras se presentaba con vestimenta zoque. En esta ocasión lucía apretado calzón negro de paño con botonadura de plata en los costados, al igual que la chaqueta; un elegante charro galoneado, espuelas de plata, relucientes botines y una corbata escarlata que hacía resaltar su apostura y grandes bigotes.
Salió al encuentro de la Moni, diciéndole que estaba muy guapa; le habló por su nombre sin conocerla, por lo que ésta se quedó asustada pensando entre sí ¿cómo es que sabe mi nombre este cristiano? El galán se acercó a ella y tratando de tomarle las manos y hasta de abrazarla de la cintura, le decía que se fuera con él, que en la cueva donde vivía tenía muchos cofres con tesoros, que allí podía tomar alhajas, monedas de oro y todo cuanto quisiera.
Cuando dijo que vivía en la cueva se sorprendió y recordó que así le habían hablado del "Sombrerón". Al pensar en eso se le enchinó el cuerpo y trató de escapar lo más pronto posible, pero ella sentía que se le aguadaban las piernas y que no podía correr. Invocó al Señor de las Ampollas del Trapichito haciendo al aire unas cruces y al momento desapareció aquel extraño varón. Rápidamente se regresó a su casa pero siempre con la tentación del ofrecimiento que le había hecho el galán, se decía entre sí "voy a regresar otro día, a lo mejor esta es mi suerte".
Y así lo hizo, y este personaje se le volvió a aparecer casi por el mismo lugar que en la ocasión pasada, elegantemente vestido con un "Nacamandoc". En cuanto divisó a la Moni, pronto se encaminó a su encuentro y la tomó de las manos; como por encanto puso en ella una gruesa cadena de oro con su respectiva cruz de filigrana, unos aretes de canasta y doce anillos de planchita. La Moni abrió tremendos ojos, preguntándole: ¿qué más me vas a dar?, al momento puso a sus pies mucho dinero, macacos, pesos de balancita, más alhajas, unos buenos rollos de brocado, hasta ropa donde se dejaba ver encajes y calados.
Pero eso no paró allí, pronto le dijo que si quería ser siempre joven galana y sana, pronto respondió que sí, a lo cual le dijo el galán: pues ven conmigo a darte un buen baño en el arroyo de la cueva de Cerro Hueco. Como por encanto al momento se vió en el claro arroyo, sientiendo que su cuerpo estaba más liviano y terso. Lo malo fue que, al mismo tiempo iba sintiendo más fuerte olor a azufre, por lo que pronto trató de huir, pero eso sí, no soltó lo que había recibido. Al hacer lo mismo que la vez anterior y rezando algo entre sí, desapareció el personaje.
Cuando regresó a su casa contó que se había encontrado con un hombre muy guapo, rico y bien vestido, sin contar lo que le había dado ni lo de los tesoros. Después de hacerles a los vecinos una descripción perfecta, todos al unísono le dijeron ¡es el sombrerón que se te apareció!

Cuando se dieron cuenta de que la Moni contaba con alhajas, que era muy espléndida empezaron a divulgar que estaba vendida con el diablo, que cuando se muriera su alma iba a estar penando si no repartía entre los pobres su riqueza. Como todo eso llegó a sus oídos, pronto fue a confesarse recibiendo de penitencia cien rosarios diarios, que repartiera sus tesoros con los pobres y que diera más barata la carne de "cochi" que vendía en el mercado.

Trató de hacer todas las penitencias, pero lo hizo a medias, por lo que, cuando murió su alta estuvo penando; oyéndose quejidos y lamentos junto al templo del barrio; como vendió la casa a uno de sus descendientes el que la compró, dicen que encontró todos aquellos tesoros enterrados.


Fuente: Monografía del municipio de Tuxtla Gutiérrez

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Leyendas

Cuando no se contaba con la radio, con la televisión, las familias se congregaban alrededor del abuelo, de los papás, de tíos para escuchar relatos, leyendas que de generación en generación se venían transmitiendo, que versaban sobre algunos hechos corregidos y aumentados gracias a la imaginación de los que gustaban hacer esos relatos.
Hubo cuentistas que sin tener estudios literarios, por su imaginaciòn recreaban con sus cuentos a los hijos, a los nietos, en los velorios. así se recuerda a don Prudencio Aguilar, de quien se dice los cuentos de tío Prude.
El platicón de don Bucho Valerio, quien no podía estar callado por esta contando cuentos, chismes, algo que sucedión en el pueblo. En Juan Crispín es famoso todavía Luis Toalá, quien puede estar contando toda una noche cuentos macabros de brujas y espantos.
Varias son las leyendas que se cuentan a lo largo y ancho del Estado, con la gracia y lenguaje propio de nuestra tierra, que se irán contando en esta página.

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